5 de junio, 2021

Garantizar la seguridad y salud en el trabajo

Hoy te contamos algunos de los efectos que puede traer la pandemia para los trabajadores y qué deberían hacer las empresas para minimizarlos, según las recomendaciones de la OIT.

Hace unos días la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó el informe: “Frente a la pandemia: garantizar la seguridad y salud en el trabajo” con datos, recomendaciones y protocolos respecto al COVID-19 (coronavirus) en las organizaciones.
Si bien es un documento completo y útil con muchas aristas, que todas las empresas deberían consultar, haremos hincapié en el apartado de los posibles efectos negativos de la pandemia para la psiquis de los empleados y qué hacer para evitarlos.
Durante una pandemia como el COVID-19, toda la población está sometida a niveles de estrés elevados que pueden tener efectos graves en la salud mental, especialmente en los casos en que se impone el aislamiento obligatorio en el hogar. Los trabajadores pueden verse afectados por los peligros psicosociales derivados de la incertidumbre presente y futura de la situación laboral o de los cambios en los procesos y disposiciones laborales.

Dentro de los factores que producen estrés para los trabajadores, se enumeran:
• El temor por el propio bienestar o el de los miembros de la familia y los compañeros de trabajo que puedan contraer la enfermedad.
• La falta de elementos de protección personal.
• La falta de apoyo social o de tejido social.
• La tensión entre los protocolos de seguridad establecidos y el deseo de cuidar o apoyar a las personas.
• La dificultad para mantener actividades de autocuidado, como el ejercicio, los buenos hábitos alimentarios y las horas necesarias de descanso.

Los trabajadores en la primera línea de respuesta a la emergencia pueden enfrentarse a mayores niveles de estrés como resultado de las estrictas medidas y procedimientos de seguridad para prevenir el contagio. Además, la carga de trabajo aumenta drásticamente, con el agravante de una probable reducción de personal y mayor cantidad de horas laborables, ya que algunos de estos trabajadores pueden caer enfermos o ser puestos en cuarentena.
El aumento de la carga de trabajo y la reducción de los períodos de descanso afectan también a otros trabajadores, como los que participan en la producción de bienes esenciales, en el reparto y el transporte o los que velan por la seguridad de la población. Por lo general, estos cambios pueden aumentar la fatiga y el nivel de estrés y repercutir negativamente en el equilibrio entre la vida laboral y la vida privada, todo lo cual tiene consecuencias perjudiciales para la salud mental de los trabajadores; incluso, se pueden llegar a aumentar el riesgo de lesiones profesionales y accidentes del trabajo.

Por último, hay personas que son etiquetadas o discriminadas por la percepción de un vínculo con la enfermedad. Durante el actual brote de COVID-19 se han observado estigmas sociales y comportamientos discriminatorios contra personas de determinados orígenes étnicos y nacionalidades, así como contra personas que se cree que han estado en contacto con el virus (médicos, enfermeros, etc.). Además, las medidas restrictivas contra la movilidad de los ciudadanos, junto con la escasez de artículos necesarios, pueden provocar una reacción violenta contra el personal asignado a la aplicación de estas medidas (los agentes de policía) o aquellos que participan en la venta y el transporte de bienes esenciales.

¿Qué hacer?

En un manual para la protección de los trabajadores sanitarios y los equipos de respuesta a la emergencia, elaborado por la OMS y la OIT (2018) se enumeran varias medidas que deben aplicarse para prevenir el estrés relacionado con el trabajo entre esos trabajadores. También pueden extenderse a otros empleados en primeras líneas durante una epidemia.

• El fomento de una buena comunicación y la transmisión de información actualizada para que los trabajadores se sientan informados y tengan una sensación de control.

• Poner a disposición un lugar donde los trabajadores puedan expresar sus preocupaciones y hacer preguntas sobre los riesgos para su salud y la de sus compañeros de trabajo.

• La celebración de sesiones multidisciplinarias para identificar las preocupaciones, incluso en torno al bienestar del personal, y para trabajar juntos en estrategias de solución de los problemas.

• La revisión de la cultura organizacional y de la sensibilidad hacia los demás, ya que las familias del personal pueden verse afectadas por la pandemia.

• La elaboración de una lista de verificación para evaluar y comprender los puntos fuertes, los débiles y las limitaciones personales, incluido el reconocimiento de los signos de estrés y agotamiento en uno mismo y en los demás.

• El establecimiento de una red de compañerismo para proporcionar apoyo psicológico y vigilar el estrés y el agotamiento.

• El establecimiento de períodos de descanso regulados para hacer suficientes pausas durante la jornada laboral.

• La previsión de tiempo para promover la salud física, incluido el ejercicio, alentando a los trabajadores a mantener hábitos alimentarios saludables.

• La puesta a disposición de apoyo psicológico para que los trabajadores compartan sus miedos y preocupaciones de manera confidencial.

• El establecimiento de modelos de conducta en los que los directivos sirvan de ejemplo para el personal bajo su supervisión, mostrando cómo mitigar el estrés.

• La organización de campañas dirigidas a reducir el estigma que aborden la exclusión de los trabajadores sanitarios provocada por el miedo potencialmente excesivo del público al contagio.

• El recurso al humor y a técnicas participativas que promuevan el diálogo, soluciones innovadoras y cambios positivos de actitud.

¿Qué medidas tomar con los empleados que trabajan desde su casa?

Trabajar desde el hogar puede provocar una sensación de aislamiento, jornadas laborales más largas y el desdibujamiento entre las líneas del trabajo y la vida familiar. Establecer límites entre el trabajo remunerado y la vida personal puede ser difícil. Especialmente para las mujeres, que siguen asumiendo las principales responsabilidades del trabajo no remunerado en el hogar, incluida la prestación de cuidados a los miembros de la familia y las tareas domésticas.
Para reducir estos riesgos y proteger la salud mental y el bienestar de estos trabajadores, el informe de la OIT recomienda adoptar varias medidas. Son fundamentales el compromiso y el apoyo de los directivos (desde los altos cargos hasta los supervisores directos) para garantizar que esas medidas se apliquen y se lleven a la práctica.

• Ayudar a los teletrabajadores a mantenerse en contacto con los supervisores, los compañeros de trabajo y la organización en su conjunto.

• Que todas las partes tengan expectativas claras sobre los resultados que se espera de los trabajadores: sus tareas, sus condiciones de empleo, las horas de contacto y la forma de supervisar y debatir los progresos. Incluso si las expectativas son claras, sigue siendo esencial que los trabajadores creen sus propias estrategias personales para la gestión eficaz de la frontera entre el trabajo remunerado y la vida personal.

• Los trabajadores deberían tener acceso a equipos apropiados (computadoras portátiles, aplicaciones para el teletrabajo, etc.) y a formación.

• Garantizar a los empleados la flexibilidad de realizar su trabajo en los horarios que les resulten más convenientes, manteniéndose localizables durante el horario normal de trabajo de la organización. Esto es esencial porque permite a los trabajadores programar su empleo en torno a sus responsabilidades personales, como el cuidado de los niños, de los padres de edad, familiares enfermos, etc.

• Es importante establecer un buen sistema de comunicación para asegurar que la seguridad, la salud y el bienestar de los trabajadores no se vean comprometidos.

Por último, las personas que trabajan desde su hogar pueden también enfrentarse a algunos riesgos relacionados con el entorno doméstico, que generalmente no cumple las mismas normas de salud y seguridad que las de sus lugares de trabajo oficiales. Es posible que el escritorio, la silla y otros accesorios no sean de una calidad comparable a la de la oficina. Además, el entorno físico (como el calor, el frío, la iluminación, la seguridad eléctrica, la higiene del hogar) puede no ser adecuado.

Debería informarse a los trabajadores sobre cuestiones relacionadas con el trabajo que realizarán desde sus casas, por ejemplo: la alternación de las tareas para evitar trabajar en la misma posición durante largos períodos de tiempo; el modo de situar la pantalla; la colocación del equipo de manera que se reduzca al mínimo la torsión o el exceso de alcance; alentarlos a tomarse pausas regulares y a levantarse y moverse durante un minuto cada hora.

Para ver el informe completo, hacé click acá

En las próximas notas seguiremos profundizando en este tema. Enterate de las últimas noticias a través de nuestra fanpage: @dezorziabogados

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